Aprovechando la cercanía de Halloween, esta entrada estará dedicada a la música de terror, que acompañada o no de una ambientación adecuada es capaz de conseguir que se inquiete el oyente más tranquilo. El miedo es una emoción que todos sentimos con más o menos frecuencia a lo largo de nuestras vidas y que es causado por una sensación de peligro.
A la música de misterio o miedo recurren especialmente las bandas sonoras de películas de éste mismo género y así consiguen crear la tensión adecuada antes de una escena de pánico. Muchas veces, al ver una película, sabemos que probablemente nos asustará una escena por la música previa a ella, lo que sirve de aviso para que el espectador más sensible pueda taparse los ojos y no sufrir demasiado.
Sin duda los elementos que más nos asustan son aquellos entes, antropomorfos como los vampiros o los fantasmas, cuya existencia no responde a ninguna lógica. Son los clásicos del terror, los personajes más recurrentes para las historias tétricas ya que su sola presencia nos inquieta. Bueno pues la música contribuye a acentuar el terror que nos inspiran estos seres, además de darles cercanía al espectador. Además este mundo suele despertar una cierta atracción, que parece contradictoria, y es que muchas veces somos nosotros mismos los que queremos experimentar esas sensaciones, quizás porque en el fondo sabemos que seguimos estando seguros viendo una película de terror.
Hay numerosas piezas que pueden servirnos de ejemplo, pero para mi gusto "La danza macabra" de Saint Saens o "El rey de la montaña" de Grieg son dos obras muy difíciles de desbancar en le ranking de las más terroríficas.
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